depression«Soy una persona derrotada. Las personas que me rodean sólo se mantienen a mi lado porque les doy pena. Nada de lo que hago me sale bien».

«No puedo hacer nada bien. No valgo».

«Mi vida es horrible, no puedo hacer nada por cambiar lo que me rodea».

«A veces pienso que sería mejor morirme».

Estos son algunos ejemplos de cómo las personas que se encuentran con un estado de ánimo depresivo expresan su mal. La persona anteriormente no se expresaba, ni pensaba de esta manera, la persona deprimida se siente diferente a la que era antes del comienzo del trastorno. El signo más obvio y típico de la depresión es un estado de ánimo triste, melancólico, solitario, apático. La persona puede encontrarse a sí misma llorando incluso cuando no parece haber razón para ello, o experimentar que le es imposible llorar cuando realmente acontece un hecho triste. Puede tener problemas con el sueño, bien sea presentando insomnio, o durmiendo en exceso pero sintiéndose cansada durante el día. Se puede llegar a perder el apetito, disminuyendo peso al no alimentarse de la manera más adecuada, o comer más de lo que sería normal, ganando el peso correspondiente a la sobrealimentación. En la mayoría de las ocasiones la persona deprimida tiene una visión negativa de sí misma, llegando a creer que se encuentra sola e indefensa en el mundo, que en demasiadas ocasiones es un mundo en el que no se quiere vivir. Suele ser pesimista a la hora de mirar hacia el futuro, no encontrando muchas veces la ilusión necesaria para seguir hacia delante. Se pierde la ilusión por lo que se venía haciendo hasta ese momento. Las cosas que antes le producían satisfacción ya no lo hacen de la misma manera, y puede llegar a verse incapacitada para la toma de decisiones o para el cumplimiento de las decisiones que se lleguen a tomar. También puede ocurrir, por el contrario, que la persona deprimida no muestre sentimientos de tristeza, cambios de ánimo o desánimo, pero en su lugar, pueden aparecer quejas físicas, alcoholismo o adicción a las drogas. Cuando una persona casi siempre se encuentra cansada, aburrida, melancólica, sin ganas de hacer nada, puede que esté deprimida. Cuando un niño brillante rinde poco en el colegio, llora sin motivos aparentes y se queja de cansancio y aburrimiento, puede apuntar hacia la depresión.

En nuestra sociedad la depresión es una de las principales causas de malestar y de queja de la población en general. Los datos epidemiológicos señalan a este trastorno como el más importante en cuanto a bajas laborales por trastornos psicológicos, así como una de las principales fuentes de suicidio.

Las posibles causas de la depresión son muy variadas. En la gran mayoría de los casos se dan una serie de patrones comunes que, con la debida información, es posible identificar y controlar. Esto hace posible mitigar su desarrollo. En el caso de que el episodio depresivo se esté desarrollando es necesaria la intervención psicológica, y cuanto antes se intervenga, mejor pronóstico cabe esperar. Hacer frente a la depresión es una tarea compleja, a la vez que implica un proceso de identificación de las causas determinantes de la situación de cada persona, así como la confección de un programa estructurado de tratamiento. En muy raras ocasiones puede una persona por sí sola salir de este trastorno, aunque cuente con la ayuda de los fármacos, como los pacientes mismos pueden atestiguar. Contar con una persona que con su experiencia aportará la solución terapéutica necesaria para que cada persona se enfrente a la depresión de la forma más efectiva posible es vital. El terapeuta puede ayudarle a identificar y corregir los pensamientos y sentimientos que le conducen a encontrarse mal, a verse a sí mismo de una manera más positiva, y a dejar de pensar que no hay solución posible en el futuro.

J. Adolfo Gómez Crespo

Sentirse Mal